David y yo tuvimos la suerte de coincidir en misión post-emergencia ébola en Kabala, Sierra Leona. No fueron pocas las veces que nos servimos de dudasexistenciales sobre cooperación internacional, ayuda en emergencias. Le dábamos vueltas sobre nuestro sentido y propósito como cooperantes en campo terreno, todo sazonado con cualquier otra divagación sobre la solidaridad bien entendida.
Pues bien, mi colega David Nebreda no se le ocurrió nada mejor que esta gran crítica sobre la película «Un día perfecto». Finalmente, unos días de vacaciones en España me permitieron ver la película (penosamente doblada al castellano, que le vamos a hacer…).
Una de sus perlas:
(…)»Un día perfecto» refleja bastante bien el sentir y pensar de la gente que trabaja en el mundo humanitario, y desmonta los mitos de solidaridad, caridad e idealismo con los que mucha gente identifica este mundillo. Pero también se aleja de los tremendos dramas humanos que algunas películas sobre el tema cuentan, en los que todo son desgracias horribles y situaciones capaces de traumatizar a cualquiera. Es esa sensación, que da la película y que yo he tenido en terreno más de una vez, de no saber si lo que estás haciendo vale para algo o tiene sentido, de que cuando intentas ayudar no obtienes resultados mientras que otras cosas que haces a las que no das importancia marcan la diferencia. Esa incertidumbre de no saber si podrás terminar lo que empiezas porque, por mucho que todos los implicados (organismos internacionales, ONGs, población local, autoridades…) digan que quieren lo mismo, los objetivos y formas de actuar no siempre son compatibles y en ocasiones entorpecen unos a otros.
A veces hay situaciones que vistas desde fuera parecen absurdas, y muchas veces el mérito de la gente que trabaja en estos asuntos es el de mantener la cabeza fría y operativa en circunstancias esperpénticas, donde todo cambia cada cinco minutos, donde lo único puntual son los imprevistos, y donde unas veces romper una norma es cuestión de supervivencia y otras no seguirla puede tener consecuencias desastrosas. Es muy interesante ver también qué efecto tiene esto en la gente, y creo que la película lo refleja bien. Cómo el idealismo y la solidaridad están siempre ahí, pero enterrados bajo capas y capas de cinismo, humor negro, experiencia y resignación, que se hacen más gruesas conforme pasa el tiempo, y sin las cuales no se podría mantener la cabeza y la profesionalidad.
(…)lejos de las imágenes del cooperante comprometido, solidario e idealista que se tiene habitualmente, haciéndose fotos con niños morenos y pobres
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