Equipajes emocionales

El peso de nuestro equipaje determina más de lo que parece. Dictamina la carga tanto de nuestro viaje externo y físico, como del viaje que hacemos hacia nuestro interior. Directo a nuestras entrañas existenciales, de esos equipajes que viajamos con ellos toda la vida.

Cargas pesadas que no solo hablan de kilos, sino de dependencia. A veces, alguien se presta a aliviarnos y nos ayuda a subir la maleta de esa escalera mecánica que se estropea y que nos deja a la deriva. Posiblemente la escalera mecánica se ríe de nosotros, pues bien sabe que no necesitamos tanto que cargar.

Suena siniestro, pero no se puede extirpar un equipaje. Órganos sí, como el apéndice. Qué raro. A veces parece más doloroso desprenderse de nuestras pertenencias físicas o emocionales que una simple operación menor. Será por eso de la anestesia, que no confundir con esta vida anestésica.

* * *

Luego están los sinequipaje sin registro en la RAE. Es lo que tiene los neologismos. Al menos, no cargan con la culpabilidad e indiferencia como todos los que facturamos equipaje extra. Nosotros precisamos de un psicólogo especializado en descargas, para limpiarnos de todas esas losas que nos minan por mirar hacia otro lado.

Y es que hay tanto equipaje para tan poca necesidad. Necesidades que no necesitamos. De este mundo rebosante de necesitados, que no tienen equipaje donde descansar.

O caerse muerto.

 


Fotografía Yaniv Golan en Flickr

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