Los héroes

Nunca tuve claro el significado de héroe. Después de tantas idas y venidas, es un término esquivo, poco tangible y difuso. Entre bosquejos y dudas, he llegado a la conclusión de que presumiblemente existan tantas definiciones de heroísmo como personas habitan este mundo

Para mí, mis héroes son:

 Los que no tienen éxito. Sencillo y contundente. El éxito está totalmente sobrevalorado. De hecho, quise introducirme de manera intravenosa la idea fundamental en la que heroísmo y éxito no van de la mano. Su falta de éxito les permite el anonimato, embadurnando aún más su heroísmo.

En consonancia con lo anterior, el heroísmo nunca será televisado o retransmitido. No recibirán likes, ni retuits en las redes sociales. El heroísmo no entiende de estas costumbres, forzar su divulgación sería eliminar su autenticidad. Les quitaría su esencia.

El héroe deja de hacer el mal cuando todas las condiciones ambientales apuntan a realizarlo. A no ser ético, a no tener honestidad.  Por ello, el héroe va a contracorriente. Mira hacia otro lado y se la juega.

Héroes son los que no son reforzados positivamente, y se tienen que crear sus motivaciones y placeres. Como un self-service personal.  Sus dolores ya vienen de fábrica. Son los que se dicen a sí mismo sus bellezas, pues no tienen a nadie que las proporcione por decreto.

El héroe no entiende de competición ni de de rivalidad. Ni siquiera compite sobre sí mismo, como esa fea manía que tenemos los mortales.

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Dentro de los ninguneados (o los nadies que diría Eduardo Galeano), existen millones de personas que sin saberlo, son héroes para unos pocos, lo cual significa mucho.

La paradoja es que la cantidad de héroes suele ser inversamente proporcional a nivel de consumo. Pues no lo confunden con calidad de vida. Qué paradoja. Quién sabe si existiera la posibilidad encontrarte a uno de ellos en tu barrio.

Yo, por si acaso (y aunque se me olvide frecuentemente) trato de saludar y sonreír amablemente a cualquier desconocido,  pues puede que me esté topando con un héroe.

Fotografía Stefano Corso en Flickr (CreativeCommons)