Como solemos decir los que estamos instalados en Lamu, se paga libertad para ganar seguridad. Lo que no queda muy claro si ese precio no sólo es justo, sino necesario.
Tal es el desencanto ante las medidas del toque de queda, que los habitantes de la isla de Lamu decidieron realizar una protesta pacífica en la plaza Mkunguni, sin más altercados que hacerse valer de su voz.
El ya famoso curfew law o toque de queda, es una medida centralizada desde el gobierno keniano para salvaguardar la seguridad de los habitantes del distrito, dado a los atentados terroristas acaecidos en el distrito de Lamu¹ (no confundir en la Isla de Lamu). Todos los habitantes deben estar en sus respectivas casa, 6:30pm en el continente, 9pm en la Isla.
La medida se ha ido prorrogando desde el mes de julio, generándose mucha controversia y disparidad de opiniones. Los principales detractores hacen hincapié en las lamentables consecuencias sobre el sector turístico. El turismo en Lamu hace estragos ante el ahogo que supone dejar de recibir turistas. Hoteles emblemáticos en Lamu están a la venta por falta de sector terciario (principal fuente de ingresos en Kenia).
De parecida manera, los pescadores no pueden hacer su trabajo durante la noche. Así, las clases media y baja de Lamu, ya de por sí mermadas por la intrínseca pobreza del distrito, empeoran y se empobrece su situación sociofamiliar. Como suele ser habitual los más afectados son precisamente los que menos necesitan estarlo.
* * *
Pese a esta estampa actual, los que realizamos cooperación internacional somos optimistas y vemos un futuro halagüeño, el propio que Lamu merece. Una vez establecida rutina que pronto llegará, Lamu se pondrá manos a la obra a progreso y desarrollo, lo que hará que este toque de queda pase a ser simplemente una incómoda anécdota a contar.
Así lo esperamos
Fotografía @MargotKiser en twitter. Protesta en la plaza Mkunguni, 17 de octubre 2014
¹ internacional.elpais.com/internacional/2014/06/16/actualidad/1402903109_000286.html