A raíz de unas vacaciones (espero merecidas) he decidido darme tiempo a mí mismo.
Para eso, y entre otras cosas que no vienen a cuento, me propuse ver una miniserie (mérito en mí, que me cuesta engancharme a ellas). Quería algo más que una película y menos que una serie de temporadas interminables. True Detective encajaba en mis peticiones.
Ya desde el comienzo, con su cabecera (vídeo) sabes que no puedes estar ante una serie mediocre. Supe que, muy mal se tenían que dar las cosas para que fuera una mala serie. Suerte tuve que no me equivoqué.
True Detective resoba de filosofía, de discursos para enmarcar sobre el sentido y propósito de la vida, con una visión que se balancea entre el Nihilismo y la visión existencial de Viktor Frankl. Su grandeza es la de alimentar nuestras ideas y conceptos sobre la vida, para darnos así un giro de tuerca.
La profundidad de los actores va más allá de la propia trama, gracias a sus discursos, o más bien discusiones. Las interpretaciones de Matthew McConaughey, Woody Harrelson son sencillamente sublimes. Todo está embadurnado de un aura que engrandece a la serie.
True detective nos da una trama criminal y una filosofada existencial.
¿Para qué pedir más?