(diciembre 2013)
Pocos días antes de volver a Lamu, Kenia; me he querido deleitar con uno de los lujos del primer mundo: las salas de cine. Suelo andar con recelo cuando ponen «basado en hechos reales» pues creo que ya tratan de engatusarte con un historia más cercana, que bien pudiera no ser así. Aún asi me animé a merced de las buenas críticas recibidas.
12 años de esclavitud es de esas películas que hay que obligarse a ver para entender más (o entender menos, según se mire) a la raza humana. Es un film desgarrador y cruelmente realista. De hecho, uno debe saber que, pese que la esclavitud está practicamente abolida en la actualidad, estos hechos son muy recientes (teniendo en cuenta toda la línea de existencia del ser humano), por lo que entiendo que estos tratos vejatorios y aberrantes fueron digamos «hace unos dias».
La película es imprime agonía y desasosiego desde el inicio del metraje, no decayendo en ningún momento dada su violencia explícita. Supone un retrato visceral de la vergüenza y doble moral burguesa, así como el horror manifiesto de y hacia la esclavitud, de la sumisión forzada y del trato animalista hacia el ser humano.
Las interpretaciones me parecen soberbias, uno de los papeles estelares el de la actriz méxico-keniana Lupita Nyong’o¹ en el que imprime total veracidad y desgarro en su actuación, tal es así que en determinados momentos es tal la atrocidad que cuesta seguir mirando la gran pantalla.
Aquí los mecanismos de defensa de cada uno de los blancos «amos» de los esclavos son claros y evidentes. Se sensibilizan con la deshumanización que les brindan a sus siervos y su discriminación está siempre «fundadas». En todo momento tratan de autojustificar las situaciones de injusticia, con la finalidad de poder convivir con sus vidas y dejar o alejar a la culpabilidad. Realmente terminan creyendo que la esclavitud no sólo es necesaria, sino que tiene un propósito divino.
Uno de los puntos en los que destaca la película es en la del título de este post, en la voluntad de vida, o de seguir con ella. Esa capacidad resiliente del protagonista que le alienta a vivir y hace de su situación una siniestra aliada para que su vida continúe. Es un retrato de cómo el ser humano, se agarra a lo último que termina teniendo: la vida. Me recuerda a el famoso libro de Viktor Frankl: el hombre en busca del sentido²
Existen unos tremendos primeros planos en los que parece que se detiene el tiempo, no sólo por la fotografía, sino por el sonido o silencio que les deja. La banda sonora de Hans Zimmer recuerda mucho a la de Origen, especialmente la canción time.
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Me gustan las películas que sigan retumbando en tu cabeza. Eso significa que no te dejan indiferente. Desconozco si se ciñe a los hechos reales, que si es comercial o emocionalmente manipuladora. Al final lo más sencillo es si te conmovió o no.
Yo lo tengo claro.
¹ Lupita Nyong’o de padres kenianos, nació en México pero se crió en Kenia. Puedes encontrar más información en inglés en http://en.wikipedia.org/wiki/Lupita_Nyong’o
² Frankl, V. (2004). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder.