-Manda Maweni is poor. Extremely poor. -Claro y sin rodeos. Eso fue lo que nos dijo la profesora Diana, después de los saludos protocolarios en el idioma Swahili.
De tantas historias sobre África y su pobreza, puede ser cargante volver a recalcar algunas de esas situaciones desesperadas de la población keniana. Como suele ser habitual, todo lo que se pueda decir se queda corto e incompleto, puesto que la única manera de entender e interiorizar sus condiciones de vida es siendo uno de ellos.
Por tanto, este informe tiene como misión la de trasladar un particular visión psico-social sobre una problemática determinada: el poblado de Manda Maweni.
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Manda Maweni es el poblado por excelencia de la isla de Manda. Nada tiene que ver con la zona turística de Manda sur, colindante con Shella. Dicho poblado cuenta en la actualidad con 500-600 habitantes aproximadamente, en la que convive 16 tribus diferentes, predominantemente la tribu Luo. De ahí que Manda Mweni también sea llamada Manda Jaluoni o lo que es lo mismo, tierra de los Luos en el idioma Luo.
El poblado de Maweni está formado por chozas fabricadas en adobe, en la que sigue la estructura típica de calle principal, desde el puerto hasta la cantera que alberga la piedra de Coral.
Por ello, la subsistencia del poblado se basa en el yacimiento de esta piedra, la cual abastece arquitectónicamente a buena parte de la Isla de Lamu. Es ese el principal atractivo de Maweni, junto a los pocos turistas que se acercan y dejan una pequeña cantidad económica al poblado.
Junto con la profesora Diana, nos vamos acercando a la escuela desde el lugar que la recogimos. Diana es la jefa de estudios del colegio de Manda. A decir verdad, es la única profesora contratada por el gobierno. Dicho gobierno se niega a asalariar a más profesores, lo que hace que tengan que tomar a más alumnos por clase. De esta manera, las clases de primaria, 1º, 2º se dan simultáneamente en el mismo aula.
Al llegar al colegio, todos los niños se acercan con curiosidad y se reúnen rápidamente con la profesora para hacerse la foto.
Diana junto con los niños
Una vez en la escuela, los niños y niñas más mayores se dividen por sexo y nos hacen una presentación del lugar con un particular baile y cántico. Es un poema a favor de la prevención del VIH, en el que tanto niños en un lado, como niñas en el otro simulan una disputa. Tras las discrepancias, se ponen de acuerdo al entender que lo mejor es la prevención y concienciar que es un tema serio a tener en cuenta.
Poema sobre el HIV
Una vez pasada la presentación, los niños continúan jugando ya que están en su momento de recreo. Diana continúa explicando su situación:
-Debido a la falta de profesores, nos hemos visto en la obligación de contratar por nuestra cuenta a una profesora. –Nos dice. A lo que se refiere es a la profesora Merry Hope en el que su apellido es más pertinente que nunca para el lugar en que se encuentra. Merry fue “contratada” por el pueblo, en el que recibe un sueldo de 4.000 chelines (35 euros) mensuales recolectados por todos los vecinos, en un gesto que lejos está de ser caritativo, y sí necesario. Sin embargo, esta recolecta lleva 3 meses sin producirse, debido a la falta de fondos por parte de los vecinos, ya que ahora tienen que hacerse cargo también de los gastos de tiza, lápices, goma de borrar y libretas.
En cuanto a las instalaciones del colegio, recibieron una ayuda de Community Development Foundation del gobierno keniano, en la que edificaron dos aulas, pero sin finalizar las instalaciones. Por ello, los pupitres, armarios, puertas y ventanas fueron instaladas finalmente por la fundación “The better world”.
El agua es uno de los mayores problemas. Gracias a un particular del pueblo de Shella, reciben un depósito de agua. Sin embargo, actualmente se encuentra no sólo en malas condiciones, sino que su capacidad es insuficiente para abastecer a todo el colegio.
Merry nos sigue explicando: -En cuanto a los materiales escolares, tenemos únicamente un ejemplar por cada asignatura, a excepción de , que no tenemos ningún ejemplar. Así que nos tenemos que preparar mentalmente las clases- Finaliza. Se necesitarían al menos cinco ejemplares por cada clase, tal y como nos comentan.
-Tengo a todos los alumnos de Preescolar en el mismo aula. -Nos comenta.
Se puede apreciar como la pizarra está dividida en tres partes diferentes, una para cada nivel, por lo que simultáneamente atiende a las tres clases, mezclándose el reto con la impotencia de no poder hacer más que solventar dicha situación.
Mery con su Hijo Miguel Hope
Terminando la conversación nos percatamos de un bebé en el suelo. Es su hijo llamado Miguel, el cual duerme en un rincón del aula. –No tengo a nadie quien pueda hacerse cargo de mi hijo, por lo que me veo obligada a traerlo a diario- sentencia Merry.
Otros de los aspectos los que menciona es el recorrido que llevan los niños a partir de 3º de primaria. –Los que van al colegio tienen que recorrer 11 kilómetros a diario para llegar a él.- Nos dice Diana. Se refiere a la los niños que desde Manda Maweni asisten al colegio que se encuentra más alejado del poblado. –Si tuviéramos más aulas en este colegio, no tendrían que recorrer esa distancia y podríamos tener cada clase en aulas separadas-. Nos sigue diciendo. La distancia de recorrido, junto a la problemática social del poblado (desestructuración familiar, pobreza y prostitución) son las principales razones de absentismo escolar, que hacen mella y agudizan la falta de educación.
En cuanto al terreno, cuentan con un gran solar que forma parte del colegio. Desean tener un permiso de maquetación del lugar, puesto que el colegio aglutina amplias hectáreas aún por delimitar, pero aseguran que mucho de ese terreno es del colegio. Temen que le reclamen sus tierras de forma injusta, o bien que se las roben.
Finalmente, demandan una comida de refuerzo entre el desayuno y comida, puesto que desde las 7 am hasta la 1 pm no reciben ningún tipo de alimento y es insuficiente no sólo para el rendimiento académico, sino para su sustento nutricional básico.
Una vez terminada la reunión con Diana y Merry, tenemos otra con Bernard, el Trabajador Social de Maweni. Tiene a toda su familia en Kisumu, la tercera ciudad Keniana en cuanto a población, la cual se encuentra al otro lado del país. Como Luo que es, se siente muy empático con el pueblo, y pone todo su esfuerzo en atenuar la pobreza que azota el lugar. Nos saluda con efusividad y se muestra muy agradecido en todo momento.
Lo primero que hace es explicarnos el funcionamiento básico del poblado: –Aquí mantenemos los sonidos ancestrales de comunicación, a través de nuestras manos e instrumentos- Nos dice Bernard, haciendo el ruido de comunicación con un movimiento rápido entre sus pulgares. –De esta manera, cuando ocurre cualquier altercado, rápidamente se comunican entre todos para cooperar– Continúa explicando.
–Cuando una emergencia es menor, o simplemente es una noticia, lo escribimos en la pizarra del pueblo-Prosigue Bernard.
La pizarra le da un encanto al poblado, por esa cercanía a la hora de comunicar entre todos las noticias más relevantes.
Bernard nos sigue contando que hasta 1997, las mujeres tenían prohibido vivir en Maweni. A partir de esa fecha, comenzaron a vivir en el poblado, en el que paulatinamente se fue instaurando el HIV. En la actualidad, es la zona con más alta tasa de HIV no sólo de todo el distrito de Lamu, sino de Kenia e incluso de África, si tenemos en cuenta la proporción por habitantes a pequeña escala poblacional. Los datos oficiales hablan de un 40% del total, aunque la realidad nos dice que un 60% del total de la población es portador de HIV.
HIV e ignorancia van de la mano. Se sigue propagando aun sabiendo las consecuencias devastadoras. Una de las razones es la equiparación de belleza con salud. Muchos lugareños afirman que si son guapas no pueden ser positivas. Otros simplemente por el estado de embriaguez, viven el instante presente de placer, puesto que la inmediatez es más importante que el futuro incierto. De esta manera, la enfermedad se ve como algo lejano y que se evita no pensando en ello. Esto es evidenciado por la falta de uso del preservativo, cuando éste es accesible y gratuito. Es precisamente aquí donde la intervención social educativa se torna crucial.
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Lejos de hablar constantemente de las adversidades, en el poblado surgen iniciativas para enfrentarse cara a cara a la pobreza. Alejados de la queja y crítica constante, aparecen proyectos que tratan de sacar adelante una situación adversa de pobreza, propuesta por los lugareños que promueven el desarrollo del poblado. Bernard está construyendo con su dinero y recolección solidaria unas aulas especializadas en informática y costura.
De esta manera, en Maweni se mezcla la incertidumbre del futuro con atisbos de confianza y perspectiva. A buen seguro que, como indica el apellido de Merry, un poco de Hope es lo que necesita Manda Maweni para mirar el futuro con esperanza y optimismo.
Juguete típico
Galería de imágenes
• Nota: Este informe permitió contratar a la profesora Mery. Asimismo permitió la ayuda hacia Anidan de papillas nutricionales al colegio, gracias a Proyecto Amanecer
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