El Código deontológico resulta fundamental en cada disciplina, y constituye asimismo un modelo de actuación profesional en pos de la ética, calidad y rigor.
Este artículo de opinión procura mostrar algunos de esos principios en los que podrían vulnerarse o producirse conductas desafortunadas o poco éticas.
El código deontológico del que hago referencia está sacado del ¹Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León, España (2012); el cual se encuentra de libre acceso en internet, referenciado en la bibliografía final.
*Nota: hago referencia a paciente, pudiendo también ser cliente/usuario, etc… Hago referencia a psicólogo en vez de psicologo/a.
Artículo 12º
Especialmente en sus informes escritos, el/la Psicólogo/a será sumamente cauto, prudente y crítico, frente a nociones que fácilmente degeneran en etiquetas devaluadoras y discriminatorias, del género de normal/anormal, adaptado/inadaptado, o inteligente/deficiente.
Afortunadamente son muy pocas las ocasiones en que se emiten o instigan juicios sobre los pacientes de los que trata el psicólogo en cuando no se está ejerciendo. Bajo mi particular punto de vista, la ética debe ser mantenida en todo momento, independientemente si se está en horario laboral o en su casa. La evitación de juicios forma parte de una labor que hace de esta profesión más digna y ética.
Por último y no menos importante, el encasillamiento o etiquetaje del propio paciente en torno a un trastorno es de evitar por razones obvias, algo que no siempre ocurre en el propio ejercicio del psicólogo.
Artículo 14º
El/la Psicólogo/a no prestará su nombre ni su firma a personas que ilegítimamente, sin la titulación y preparación necesarias, realizan actos de ejercicio de la Psicología, y denunciará los casos de intrusismo que lleguen a su conocimiento. Tampoco encubrirá con su titulación actividades vanas o engañosas.
En este artículo me centro en la palabra intrusismo, ya que en numerosas ocasiones se utiliza los llamadosGabinetes mixtos, los cuales tienen preacuerdos para derivarse mutuamente a pacientes/clientes. Esto posibilita los “amarres” o clientelismo con una mayor ganancia económica, pero no en calidad de servicio, puesto que con un ejercicio de honestidad se debe saber que no siempre nuestro colega de profesión va a estar mejor preparado que otro que no conocemos en persona, pero sí su labor o especialidad.
En cuanto a intrusismo o actividades engañosas, véase la toda la pseudociencia¹ que desgraciadamente la psicología se ve envuelta
Artículo 15º
Cuando se halle ante intereses personales o institucionales contrapuestos, procurará el/la Psicólogo/a realizar su actividad en términos de máxima imparcialidad. La prestación de servicios en una institución no exime de la consideración, respeto y atención a las personas que pueden entrar en conflicto con la institución misma y de las cuales el/la Psicólogo/a, en aquellas ocasiones en que legítimamente proceda, habrá de hacerse valedor ante las autoridades institucionales.
Hermana de la veracidad y de la honestidad, la imparcialidad no debería de ser un término en peligro de extinción. Debe estar presente en todos los rincones, aplicándose y demostrándose, ya que decir que se es imparcial no basta. Cuando se cede al interés corporativo o personal, se falla indiscutiblemente a este principio ético.
Artículo 17º
La autoridad profesional del Psicólogo/a se fundamenta en su capacitación y cualificación para las tareas que desempeña. El/la Psicólogo/a ha de estar profesionalmente preparado y especializado en la utilización de métodos, instrumentos, técnicas y procedimientos que adopte en su trabajo. Forma parte de su trabajo el esfuerzo continuado de actualización de su competencia profesional. Debe reconocer los límites de su competencia y las limitaciones de sus técnicas.
Reciclarse en conocimientos en cualquier profesión es una actividad no sólo necesaria, sino que incluso debería ser promovida más de lo que es en la actualidad. Digamos que es una obligación. Es obvio que en cualquier disciplina crece y se actualiza cada año, por lo que todos tenemos que tener la predisposición de seguir formándonos de forma continuada, no como requisito opcional, sino necesario para brindar un ejercicio de calidad.
Asimismo, la humildad también es pertinente en este punto, puesto que no siempre lo sabemos todos y debemos dejar entrever que podemos estar equivocándonos o bien tener falta de conocimientos. Si no se sabe, decir llanamente: no lo sé. Básicamente, predicar honestidad.
Artículo 22º
Sin perjuicio de la crítica científica que estime oportuna, en el ejercicio de la profesión, el/la Psicólogo/a no desacreditará a colegas u otros profesionales que trabajan con sus mismos o diferentes métodos, y hablará con respeto de las escuelas y tipos de intervención que gozan de credibilidad científica y profesional.
La desacreditación es algo que tiene que ser evitado. Todavía en la actualidad se siguen desmitificando a las corrientes de psicología por el mero hecho de ser ramas de la psicología distintas a las nuestras. Esto suele ser una mala noticia para los psicólogos/as, puesto que se resaltan los fallos ajenos sin ver las virtudes, haciendo un acopio nulo de lo que significa la psicología en todo su contexto.
Por otro lado, los contrainformes, deben ser sometidos nuevamente a los pacientes. Esto desgraciadamente no suele ser habitual, vulnerando los mínimos derechos éticos de dicho paciente/cliente.
Artículo 25º
Al hacerse cargo de una intervención sobre personas, grupos, instituciones o comunidades, el/la Psicólogo/a ofrecerá la información adecuada sobre las características esenciales de la relación establecida, los problemas que está abordando, los objetivos que se propone y el método utilizado. En caso de menores de edad o legalmente incapacitados, se hará saber a sus padres o tutores. En cualquier caso, se evitará la manipulación de las personas y se tenderá hacia el logro de su desarrollo y autonomía.
En muchas ocasiones, no se respeta el derecho de los padres a la información sobre la intervención con sus hijos. Simplemente, tenemos que echar un vistazo a las sentencias judiciales. Se debe tener en cuenta el derecho de ambos progenitores a conocer y decidir sobre sus hijos.
Es primordial asegurarse que ambos progenitores conocen las circunstancias de nuestra intervención. Si no contamos con dicha certeza, se debe obtener un compromiso firmado de asumir la responsabilidad de informar al otro cónyuge.
Por último, y más importante, de no obtenerlo o no estar seguro del propio procedimiento, renunciar a la intervención. No se es peor psicólogo por renunciar, de hecho todo lo contrario, esto es, del reconocimiento que no se está actuando correctamente.
El ego mejor sentado en el banquillo sin jugar.
Artículo 29º
Del mismo modo, no se prestará a situaciones confusas en las que su papel y función sean equívocos o ambiguos.
El papel o rol del psicólogo debe ser claro en el ejercicio. Es obvio que en determinadas ocasiones supone todo un reto la de mantener un calidez y una distancia al mismo tiempo con el paciente. Si no se observa una correcta actuación por parte nuestra, derivar al paciente al profesional apropiado es lo más indicado. Sencillamente, no estar ofreciendo un servicio de calidad y mantenerlo por ego o por intereses económicos es toda una infracción.
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Seguramente me deje algún artículo en que se vulnere algún principio ético. Por otro lado e igualmente importante, he de decir que se cumplen muchísimo más artículos de los que se dejan de cumplir, algo en lo que nos debemos de sentir agradecidos y complacidos.
Adoro la psicología. Me encanta la disciplina que he estudiado y la que ejerzo actualmente. Espero que muchos colegas de profesión se sientan como yo y así lograr que esta disciplina logre la importancia, honradez y determinación que se merece.
Referencias Bibliográficas
¹Código deontológico del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y Leon, España (2012). Normativa General del Colegio Oficial de Psicólogos, para su adaptación a la Ley 25/2009.
²El psicólogo Eparquio Delgado realiza una profunda indagación sobre lo que significa la pseudociencia en general y en la psicología en particular. Puedes acceder a su web aquí
Bibliografía Complementaria
Cohen, M. (2005). 101 dilemas éticos. Madrid: Alianza.
Knapp, S. J. Van de Creek L. D. (2006) Practical ethics for psychologist: A positive approach. Washington: American Psychological Association.
Sábada, J. (2004). La Ética contada con sencillez. Madrid. Maeva.