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En Ghana hay un número elevado de pacientes con problemas mentales severos. Sin embargo, de acuerdo con la denuncia del Lancet, que cita además un informe de Human Rights Watch, allí miles de ellos acaban internados en los llamados campos de oración. Centros que se autodenominan cristianos en los que se trata a los enfermos con curas de oración y periodos de ayuno y pasan buena parte de su tiempo encadenados.
En Ghana, la enfermedad mental se ve como un problema espiritual y los familiares de los pacientes que están deprimidos, esquizofrénicos, son bipolares o simplemente adictos a las drogas creen que la solución hay que enfocarla sobre todo por el lado espiritual y religioso. No hay constancia científica, claro está, de que los campos de oración estén mejorando significativamente a los enfermos. Al contrario.
El ejemplo puntual de Ghana, donde hay 650.000 pacientes mentales (y se podría decir los mismo de Indonesia o Somalia, por citar unos pocos ejemplos), y su repercusión en The Lancet, nos recuerda que las enfermedades mentales conforman uno de los problemas de salud más serios a los que se enfrentan todas las sociedades del planeta.
Referencia:
► «Like a death sentence» The Lancet hrw.org/reports/2012/10/02/death-sentence-0
Fotografía HUMAN RIGHTS WATCH recuperada en en el mundo.es