¿Cómo es el arrepentimiento?

¿Quién pretenderá no arrepentirse de nada en su vida? Desde luego que parece que tenemos muchísimos motivos para arrepentirnos: ocasiones perdidas, actos desafortunados, acciones impulsivas, etc…Todo esto nos lleva a una serie de emociones y actitudes: culpabilidad, resentimiento, desvalorización, desdicha, baja autoestima. Surge una evaluación sobre nuestra propia responsabilidad en lo que podría haber sido y no fue. El aspecto clave no es el sufrimiento o dolor por el pasado, sino que éste vive de forma irremediable en el presente.​

 Existen los llamados “arrepentimientos en caliente” los cuales son, por ejemplo: ¡Ay, no debería haber hecho esto!, o bien los “arrepentimientos nostálgicos o melancólicos” tales como: Tendría que haberme comportado de esta manera ese día… El primero de ellos es más intenso y surge a corto plazo, mientras que el segundo, es decir, el nostálgico, no es tan intenso pero sí más duradero.

 Por otro lado, los «arrepentimientos de acción» (hacer algo que no se debiera) van más asociados a emociones de cólera, vergüenza, culpabilidad, en tanto que los arrepentimientos de inacción (no hacer algo que se podría haber hecho) se asocian a emociones “flojas” como sentirse triste, nostálgico o desengañado.

A menudo utilizamos estrategias compensatorias para apaciguar o atenuar arrepentimientos. Esto son mecanismos de defensa para no sentirnos mal con nosotros mismos. Por ejemplo, puede surgir el pensamiento: ¡No sé cómo me llegué a casar con esta persona, pero mis hijos son tan maravillosos! La psicología evolutiva admite que la función de los arrepentimientos es la de permitirnos sacar lecciones de nuestros fracasos e incitarnos a ser en el futuro más prudentes (Valdecantos, 2006).

 El arrepentimiento puede ser útil si sacamos un significado de él.  Sólo en ese caso tiene un sentido o utilidad. En realidad, nunca se puede saber que necesitamos en cada momento. Debemos aceptar que nuestra vida es ésta y no se puede comparar con otra vida que podría haber sido, ya que no se puede comparar con otra vida que no existe. La corriente de vivir en el presente aboga por una vida centrada en el aquí y ahora,para no vivir un presente centrado en un pasado que ya no existe o en un futuro incierto aún sin llegar.

 Hay que intentar no caer en la frase de: La Bruyère (2005) que dice: «El pesar que los hombres sienten de haber empleado mal el tiempo ya vivido, no siempre les lleva a hacer mejor uso del tiempo que les queda por vivir»

Por tanto, “restregarse” en arrepentimientos del pasado no es la mejor forma de mejorar el presente.

 

 

Referencias bibliográficas:

Valdecantos, A. (2006) Apología del arrepentido. Barcelona: Antonio Machado

 Quignard, P., y de La Bruyère, J. (2005). Une gêne technique à l’égard des fragments: essai sur Jean de La Bruyère. Galilée.

 

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